viernes, mayo 25, 2007

Una visión cristiana de los negocios

Entrevista en la Contra de La Vanguardia a Ken Blanchard, que ha vendido 18 millones de libros sobre management empresarial. Habla mucho de comprender al cliente, a tus socios y colaboradores y de perdonar. Eso me recuerda algo muy familiar en mi educación como persona que creo que me ha sido muy útil en la vida. Porque las enseñanzas morales del cristianismo que acompañan una creencia son también un instrumento interesante para anclarnos al día día, relacionarnos y controlar el stress Extraigo de él algunas cosas:

Usted inventó los estilos de dirección.

- Se resumen en voluntad y humildad. Voluntad para seguir un objetivo hasta la tozudez y humildad para que este objetivo sirva a los demás y no sólo a ti mismo. El liderazgo no consiste en aprovecharte de tu superioridad para gratificar tu ego, sino en poner tus habilidades al servicio de los demás.

- ¿Puede usted ser más concreto?

- Toda relación humana - y la empresarial lo es por excelencia- empieza por marcar los objetivos muy claros.

- Por ejemplo.

- "Somos los mejores fabricantes de tornillos de EE. UU.; nos gusta fabricar tornillos y lo hacemos mejor y a mejor precio que nadie". Y para conseguir eso, tenemos que ser un equipo y para lograr ser un equipo, espero que tú no me critiques en público antes de haberte quejado a mí sólo en privado.

- ¿No es obvio?

- Reafirma la cadena de valor moral. Son verdades muy simples que por eso mismo se olvidan simplemente. Asegúrese de que los miembros de un equipo, de una familia, no las olvidan y pida que se las recuerden más veces incluso de las necesarias.

- ¿Cómo conducir entonces la regañina?

-

No hace falta reñir: basta con hablar. Dígale a ese socio que le falla:"Esto es muy raro en ti: por eso me enfado. Si fuera habitual en ti, ya no me molestaría en hablar contigo".

- ¿Por qué así exactamente?

- Como ve, me quejo, pero, al mismo tiempo, estoy reforzando mi fe en el vínculo, en la empresa, en la pareja, en el hijo, en la persona. La queja siempre tiene que ir acompañada de esperanza en el otro.

(...)

- ¿Por qué no cambiar al otro y punto?

- Porque tengo casi 70 años y jamás me han defraudado las personas, pero sí sus conductas. Si las buenas personas a veces actúan mal no es porque sean malas, sino porque no se les ha explicado bien lo que esperábamos de ellas y, a menudo, nosotros tampoco sabemos lo que esperan de nosotros.

- ¿Y...?

- El feedback,la respuesta de los demás a cada acto tuyo, es el alimento de los campeones. Pero para alimentarse hay que pedirlo. Tienes que consultar continuamente a los demás sobre el efecto que causan tus acciones. Aunque presumas la respuesta, el mero hecho de preguntar refuerza de nuevo el vínculo y las expectativas de cada relación.


- Si tienes que llegar a decirle eso...

- Somos humanos y metemos la pata, pero eso no quiere decir que no podamos corregir y prevenir. Anticipe las actitudes y conductas que le molestarían y expréselas. Casi siempre los problemas de una empresa son de ego. Empresa y ego son antónimos. Venimos con ese defecto de origen, ¿sabe por qué?

La entrevista completa en la Contra de la Vanguardia

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