miércoles, junio 01, 2005

Lenguas, identidades y audiovisual: El papel de los nuevos gatekeeper en la era Internet

El hecho audiovisual está adquiriendo cada vez mayor relevancia en las sociedades actuales como modo de expresión artística, herramienta de información, entretenimiento o educativa. Desde nuestro enfoque el audiovisual surge con el cine, que nace como espectáculo de masas a partir de las dos primeras décadas del pasado siglo XX, justo en el momento en el que la radio comenzaba a mostrar sus potencialidades como medio de comunicación de masas. La televisión, si bien surge como tecnología varias décadas antes, alcanza a partir de los años cincuenta, sobretodo, su verdadera expansión como medio ubicuo, cercano a los ciudadanos hasta convertirse prácticamente su presencia universal en las sociedades desarrolladas. El papel de la televisión ha sido desde esa época decisivo en la conformación de nuestra cultura popular, nuestros gustos y preferencias de todo tipo. Nos ha entretenido mucho y también nos ha enseñado algo, pero sobretodo nos ha mostrado cómo es el mundo hoy. Ha mediado entre nosotros y la realidad que nos circunda para darnos una visión de lo que nos rodea. Una visión que muchos asumen como la realidad con letras mayúsculas.

Este creciente protagonismo del audiovisual en nuestras sociedades modernas está ligado a los cambios estructurales que se están produciendo dentro de lo que ya comúnmente llamamos Sociedad de la Información. El sistema de medios audiovisuales se está viendo alterado por la popularización de Internet y su conversión también en fenómeno de masas a partir de mediados de la década de los noventa. El medio de medios que es Internet es el aglutinador del resto del audiovisual y ha creado también sus propios lenguajes específicos influidos por la televisión y el cine (Manovich, 2000). Así, el sistema audiovisual compuesto desde nuestra concepción por el cine, la televisión y la radio se ha visto enriquecido con este nuevo elemento que altera las relaciones entre el anterior sistema inamovible durante más de 40 años.

Estamos, por tanto, ante un panorama, extraordinariamente rico de medios de difusión de contenidos audiovisuales: el cine sobretodo medio de expresión, la radio y la televisión como medios de difusión y la Wolrd Wide Web como gran contenedor multimedia de todos los servicios audiovisuales antes descritos, estableciendo unas formas de interacción propias, una forma de acceso a los mismos genuina y abierta a todo el entorno audiovisual.

Audiovisual e identidades

La búsqueda de la propia identidad adquiere nuevos bríos en la Sociedad Red y en estos años de globalización como señala Castells (2003): “En un mundo como este, de cambio incontrolado y confuso, la gente tiende a reagruparse en torno a identidades primarias: religiosa, étnica, territorial, nacional (...) En un mundo de flujos globales de riqueza, poder e imágenes, la búsqueda de la identidad, colectiva e individual, atribuida o contraída, se convierte en fuerza fundamental de cambio social”. (Castells, 2003: 35). Así la lengua se erige en un elemento clave de identidad y de autorreconocimiento. La lengua crea una frontera invisible menos arbitraria que la territorial y menos exclusiva que la etnicidad. La búsqueda de identidad es una fuerza tan grande como los cambios tecnológicos y económicos existentes, señala este autor.

Desde la perspectiva de la antropología y la sociología de la cultura la reafirmación de la identidad se produce siempre por oposición entre el nosotros y el ellos (Gifreu, 1989:12), una oposición que sólo se convierte en conflictiva en el momento en que se produce la negación del otro (Castells, 2003). Esta perspectiva se contrapone a otra más tradicionalista enraizada en el Romanticismo del siglo XIX y que se basa en una visión idílica y mítica de los pueblos con una referencia a un pasado más o menos lejano.

Desde la visión más reciente los procesos de comunicación adquieren un papel preponderante. Así, autores como Gifreu (1989) entienden que la identidad constituye “un acto de comunicación fundacional para la colectividad” (Gifreu, 1989:12). Cuando hablamos de reivindicación de esta identidad es el lenguaje entendido desde una perspectiva amplia estructuralista el principal vehículo de construcción: “un acto de enunciación (...) que se realiza a través del lenguaje (s), del lenguaje fundamentalmente oral, pero también gestual, icónico y de también de los lenguajes mucho más especializados como el fílmico, el radiofónico o el informático” (Gifreu, 1989:13). Dada la Importancia de los procesos de comunicación y el peso determinante de los medios de comunicación en nuestra percepción de la realidad las actuaciones políticas deben ir acompañadas de actuaciones simbólicas por parte de las instituciones mediante la creación de medios de comunicación de titularidad pública que reequilibren la situación de minorización de las lenguas y culturas.

La televisión como servicio público

La presencia casi universal del audiovisual en los hogares de nuestro entorno convierte a este modo de difusión en determinante, como hemos señalado, en la distribución de contenidos simbólicos que permitan a los ciudadanos profundizar en su identidad, necesidad, por otra parte, tan acuciante en estos momentos de globalización.
El modelo Europeo de Televisión pública nace en los años 50 como servicio público de interés general tutelado por los Estados en forma de grandes entes de Radio televisión públicos (Bustamante, 2000). Este modelo de televisión pública en nuestras sociedades descansa sobre dos principios básicos: la democracia que postula la igualdad de todos los ciudadanos y el principio de libertad sustentado en la necesidad y el derecho de recibir una información veraz, independiente y contrastada, frente a intereses económicos y políticos privados. (Lledó et al.,2005)

En España la televisión pública estatal TVE constituyó un referente, durante los últimos treinta años de la dictadura, para los ciudadanos en la construcción de una realidad española y la consiguiente anulación de las manifestaciones identitarias propias de los diferentes pueblos que conforman el Estado. El Estatuto de Radio y Televisión perseguía la adaptación a la democracia en la Televisión pública ( Ley 4/1980, de 10 de enero) y fue el marco necesario para el nuevo entorno de libertades. Sin embargo, los gobiernos de las llamadas “nacionalidades históricas” pronto vieron la necesidad de instaurar entes públicos de televisión autonómicos intentando detentar así el control de un elemento tan sensible en el proceso de recuperación de las señas de identidad propia. La primera oleada de televisiones autonómicas Euskal Telebista EITB (1982) Corporació Catalana de Radio i Televisió CCRTV (1983), Compañía de Radio y Televisión de Galicia (1985), responde a necesidades de normalización lingüística en aquellas “Comunidades Históricas” con lengua propia cooficial. El papel de TV3 en la normalización lingüística del catalán ha sido capital. No sólo porque ha servido de canal transmisor del catalán estándar a los ciudadanos que si bien hablaban el catalán no estaban alfabetizados en su propia lengua, sino porque ha dado a conocer las diferentes variantes lingúísticas entre todos los hablantes. ( Bassols, Rico y Torrent, 1997:13). Y es que los medios de comunicación en general y el audiovisual en particular constituyen una prueba de fuego para el diagnóstico de la salud de una lengua.

La siguiente etapa en la creación de entes autonómicos en 1989 (Madrid, País Valenciano y Andalucía) responde a razones lingüísticas en el caso valenciano y de otro índole. Existe un último estadio de constitución de entes públicos de radio y televisión (Canarias, Castilla-La Mancha, Baleares, Asturias, Aragón) a partir de finales de los años 90. Podrían identificarse en este caso las cuestiones culturales, lingüísticas o de estructuración territorial antedichas, pero surgen ya en un nuevo ecosistema digital que condiciona su filosofía de partida: la intercambiabilidad y convergencia entre soportes que permite la digitalización. Una mayor flexibilidad productiva y adaptabilidad en los modos de gestión de la información y una vocación de mayor austeridad presupuestaria.

Una de los grandes retos para los grandes entes públicos de televisión europeos nacidos en plena era industrial es su adaptación a las nuevos dinámicas marcadas por la Sociedad de la Información. Internet ha trastocado las relaciones en el ecosistema comunicativo, como ya hemos comentado. Las posibilidades de esta sociedad red para la difusión de contenidos creados pensando en el mundo analógico e incluso su modificación con fines creativos o educativos son ingentes. Las grandes televisiones públicas deben ser en cierta medida una locomotora para la implementación de la sociedad de la información (Lledó et al., 2005).

La BBC se propone en el estudio de la nueva carta Real, que entrará en vigor en 2006, liderar el proceso de acceso a la sociedad de la Información “ to construct a digital Britain”. Apuesta por la promoción de la creatividad en esta nueva sociedad, la digitalización, apertura a todos los públicos de su patrimonio audiovisual y el acercamiento a los más jóvenes de nuevos contenidos conscientes del papel determinante de la televisión en su formación. Al mismo tiempo, destaca la necesidad de abrir su programación a las minorías éticas y a las personas con discapacidades, entre otros colectivos sociales. Siempre está presente en todo lo que la BBC programa su compromiso, su contrato con la sociedad a la que se debe. Realizan para ello grandes encuestas a los contribuyentes, que pagan el canon sobre el que descansa parte de su financiación, para conocer su opinión de forma periódica. (BBC,2004)

Es necesario que las televisiones públicas respondan de forma explícita ante sus ciudadanos. La BBC implica directamente a los ciudadanos en sus finalidades de servicio público. Las televisiones públicas deben estar más abiertas a las ideas, demandas y necesidades de los ciudadanos y mantener con ellos una comunicación permanente utilizando herramientas propias de este nuevo mundo digital que permite la retroalimentación entre servicio público y ciudadanos.

Televisión y World Wide Web en la construcción de la realidad

Nuestra percepción de la realidad que nos rodea está condicionada por la comunicación, entendida ésta, en un sentido amplio, como todas las informaciones que nos llegan en un proceso constante de intercambio con nuestro organismo, con nuestro entorno, con las otras personas. Esta idea parte de la base de que la realidad no es unívoca, objetiva, ni universal, sino que existen muchas realidades (Watzlawick,1996: 7).

Siguiendo con este argumento, los procesos de comunicación construyen nuestra realidad en las sociedades del siglo XXI y los medios tradicionales e Internet tienen un peso determinante en nuestras actividades diarias de comunicación. Nos muestran qué pasa en el mundo, en nuestra ciudad o en nuestro barrio. Nos conciencian de que Hacienda somos todos o nos sugieren qué consumir. Cada día pasamos más de 200 minutos expuestos a los mensajes diferentes medios de comunicación lo que nos da idea del tiempo de exposición a los medios de comunicación y su capacidad de influencia en nuestra existencia.

Actualmente, la televisión es el ágora de la política, el lugar de representación de la vida política en nuestras sociedades y mucho más, es la representación de la vida. Nos gusta ver la realidad a través de la pantalla porque nos hemos habituado a ello. Prueba del papel de la televisión como representación de la vida es el extraordinario éxito con el que cuentan en los últimos años los formatos que transmiten la vida de otras personas. Parece inagotable la cantera de Reality Games, herederos todos ellos de la fórmula Gran Hermano, con gente corriente como protagonista, pero también famosos y famosillos. Gustan también a la gente los formatos de docusoaps, ese género mestizo entre el documental y la ficción de carácter seriado que nos retrata la vida de nuestras mascotas, o las tribulaciones de los enfermos en torno a un hospital.

En todas estas manifestaciones que nos presentan la vida de otros, la televisión pretende traernos el mundo real de cada día. Queremos historias que pasan en el “mundo real” porque es la televisión la que debe devolvernos a ese mundo real del que todos los días está a punto de apartarnos. Porque ver la televisión es un continuo ir y venir del mundo real que la gran pantalla nos recrea a la vida real que nosotros vivimos y en el que la televisión juega un importante papel.
Algunos apocalípticos (Sartori, 1998) nos han alertado sobre los peligros de una formación mediada por la gran pantalla, que bebe principalmente de las imágenes. Porque, reflexiona el autor italiano, si sólo nos alimentamos de imágenes corremos el riesgo de empobrecernos, ya que las imágenes no están pensadas para expresar conceptos complejos y abstractos, y ello implica que se atrofian nuestras capacidades de pensamiento simbólico, aquello que nos diferencia de los animales. Esto según el autor italiano tiene importantes repercusiones en la salud de nuestros sistemas democráticos en los que la televisión, como hemos señalado anteriormente, desarrolla un rol determinante.

Otros autores como
Wolton (1992) han defendido la importancia de la televisión generalista, sin entrar en disquisiciones sobre su titularidad, frente a la televisión temática, especializada o fragmentada que está presente ya en más de 3 millones de hogares españoles a través de los operadores de cable y la plataforma de televisión digital por satélite Digital +. La televisión generalista como medio de comunicación de masas debe luchar contra la segmentación y la desigualdad social y servir de vínculo social. La programación en la televisión generalista vaiada en cuanto a géneros televisivos y temáticas abordadas constituye una representación en miniatura de la sociedad que es variopinta. Frente a esto “En la televisión fragmentada (temática) ya no existe esa actitud de hacerse cargo globalmente de la realidad social que está en el corazón de la televisión generalizada. La televisión generalista es un espejo de la sociedad”. (Wolton,1992:109). La televisión generalista es la única que vincula información con los demás programas. La información, el mundo objetivo, histórico y el mundo del tiempo libre y la distracción. La presencia en el mismo canal, a distintas horas del día de esos géneros diferentes desempeña el papel de unidad social y cultural”. (Wolton, 1992: 116). El último argumento que aduce Wolton es la conexión existente entre la televisión y la democracia de masas. Debe concebirse la programación pensando en todos los públicos.

En la televisión tal y como la conocemos hoy en día con la escasa o nula capacidad de interacción que nos brinda se hace difícil la transmisión de cuestiones complejas. Ello se debe a que el periodismo, sobretodo el audiovisual, debe simplificar para poder transmitir (Bordieu,1998). Debe resumir para llegar al gran público como consecuencia de las limitaciones de tiempo como dinámica propias del medio. Ello resulta preocupante si tenemos en cuenta que es el principal intermediario en la construcción de nuestro imaginario diario. En este sentido la televisión tendría como salvación la implementación de la interactividad. No sólo a través de aplicaciones interactivas, sino mediante la adopción de los modos de interacción propios de Internet como los hiperlinks, sistemas de navegación y mediante la creación de un nuevo lenguaje propio que, sin duda, debería ser heredero del que actualmente se desarrolla en la Web. No olvidemos que si la web alcanza su éxito actual es, entre otros muchos factores, porque está pensada para la gente que ha crecido con la televisión (Fernández, 2004).

Internet, medio de comunicación de masas

Junto a los medios audiovisuales tradicionales ha surgido a mediados de los años noventa un nueva forma de acceso a la realidad el World Wide Web (WWW). El Web es igual de virtual que la televisión, si entendemos por virtual la recreación de lo real, pero permite un acceso al mundo interactivo, a demanda y con alcance universal. Una de las razones de la popularización del modo de acceso a Internet que es el Web es su sencillez (Berners Lee,2000). La WWW está configurada de forma amigable y sencilla, muy visual. Basándose en el éxito de masas de la televisión juega en parte con la ya muy instalada cultura del mirar y nos introduce en la tercera dimensión, con la posibilidad de adentrarnos en profundidad mediante unos hiperlinks (Fidler,1997:86) que nos remiten a otros contenidos relacionados o complementarios. Establece un universo de relaciones interactivas ecuménicas y también nos muestra la realidad, una realidad con tantas caras como editores son en el ciberespacio.

La unión asociativa que permite el hipertexto reproduce mejor los modos “naturales” de funcionamiento de la mente humana. Para Kerckhove el principio de la hipertextualidad le permite a uno tratar a la Red como la extensión de los contenidos de la propia mente. “El hipertexto hace que la memoria de cualquier persona se convierta en la memoria del resto de las personas y convierte a la Red en la primera memoria mundial”, en una clara referencia al conocido aforismo de McLuhan sobre la tecnología de la comunicación como extensión del cuerpo humano (De Kerckove: 1999, 113).

La mencionada popularización de la WWW a mediados de la década de los años noventa ha favorecido la gran extensión del uso de Internet. Es por ello que en ese momento ya se comienza a hablar de Internet como medio de masas y se cataloga a sus usuarios como audiencia de masas (Morris y Ogan, 1996), pero que actúan de forma autónoma e individual (Webster y Lin, 2002). Internet como medio de comunicación de masas repite muchos de los procesos descritos en los medios tradicionales. Las audiencias de Internet reproducen pautas de los viejos medios y se concentran en una pequeña cantidad de sitios. Sin embargo, su naturaleza como medio de masas no es obstáculo para que al mismo tiempo la red esté repleta de sitios muy especializados que atraen a un número restringido de personas (Webster y Lin, 2002: 9).

Las lenguas minorizadas tienen en Internet una nueva oportunidad para hacerse visibles y pervivir en el tiempo. Internet en sus manifestaciones más sencillas cuenta con respecto al audiovisual tradicional con la ventaja del bajo coste de su producción, actualización y sus posibilidades de difusión global. Algunas lenguas minorizadas cuentan con una posición cuantitativa favorable en estos primeros años de desarrollo de la WWW. Es el caso del catalán que ocupaba el puesto número 20 en Internet en cuanto número de páginas en esta lengua en relación al número de hablantes, mientras que el castellano está en el puesto número 23 (CAC, 2004:143)

No disponemos de datos homologables de las páginas en asturiano. Si nos fijamos en el número de páginas indexadas en esta lengua en abril de 2005 en el Open Directory Project podemos observar la posición precaria de la lengua asturiana con tan sólo 102 entradas, frente a las 36.968 del catalán, las 1.337 del gallego o las 2.492 del euskera. En un ejercicio de observación sobre el número de páginas indexadas por el buscador Google cuando introducimos las entradas Asturias/Asturies podemos comprobar cómo en el periodo de 11 meses el número de páginas que nos ofrece el buscador se ha multiplicado por cuatro. Al mismo tiempo que aportamos estos datos dejamos constar las limitaciones desde el punto de vista metodológico del ejemplo, si bien consideramos que el valor de los datos prevalece en un entorno en el que el estudio de las audiencias y la notoriedad en Internet se encuentran todavía en una fase inicial.

Tabla nº 1: Nº de páginas en Internet indexadas por Google mediante la entrada Asturias / Asturies
Fecha 26/04/04 10/07/04 1/10/04 17/2/05 15/3/05
Asturias 1.230.000 1.280.000 1.410.000 3.130.000 4.830.000
Asturies 59.200 78.400 83.800 186.000 210.000
Fuente: Elaboración propia

A pesar de su naturaleza de medio de masas, las actividades de consumo de productos en la WWW están marcadas por la lógica de de la demanda, frente a la lógica de la oferta imperante en los medios de comunicación tradicionales. Ello convierte a los buscadores en una herramienta interactiva, típica de este nuevo entorno, en el que la soberanía del usuario se manifiesta en toda su pureza.

La búsqueda de información en el World Wide Web

La popularización del WWW ha permitido una rápida familiarización de los usuarios con las búsquedas en el nuevo entorno. El web pone en juego, principalmente, dos resortes: conquista la tercera dimensión (la profundidad) en el acceso a la información, gracias a la introducción de los hiperlinks y, por otra parte, se constituye en un interfaz amigable, que utiliza la metáfora y los iconos en su funcionamiento, haciéndose fácilmente manejable por personas no familiarizadas con la informática. Esta filosofía que subyace a la creación del web también está presente en las formas de acceso a la información; la gente se relaciona con los servicios de información de forma metafórica, es decir, identifican el sistema o servicio como análogo a algo de uso común. Ello facilita el aprendizaje de estos sistema de búsquedas. Esto es lo que autores como Bruner han llamado “wild metaphors” (Bruce, 1999: 188). Las “wild metaphors” han coadyuvado a la popularización de Internet. “ (...) La persona que utiliza un sistema o servicio como Internet busca un contexto con la finalidad de identificar esa entidad no familiar con algo más común o más facilmente asimilable”. (Bruce, 1999: 197). Los profesores participantes en ese estudio llevado a cabo por Bruce identificaron Internet con una biblioteca. Los datos de esta investigación han sugerido la necesidad de que los diseñadores simulen metáforas que ayuden a aquellos que intentan recabar información a realizar la transición del mundo analógico al digital.

En su estudio sobre las formas de búsqueda de información de mujeres expertas en nuevas tecnologías, Choo y Marton (2003) determinaron que existen cuatro modalides de búsqueda de información: visión indirecta, visión condicionada, búsqueda informal y búsqueda fomal. En cada una de estas formas de visionado o recabado de información se adoptan diferentes conductas: “comenzar, encadenar, navegar, diferenciar, monitorizar y extraer”. Cada uno de estos modos de búsqueda de información se distingue por un determinado tipo de necesidades de información, tácticas de búsqueda o propósito de uso de esa información. Este trabajo postula la necesidad de la integración de los métodos de investigación cuantitativos y cualitativos en un solo estudio con la finalidad de reproducir un retrato más fidedigno de los modos de búsqueda de información en la WWW (Choo y Marton, 2003: 279).

Los buscadores: un gatekeeper para la red

Como hemos señalado en Internet predomina la lógica de la demanda frente a la lógica de la oferta predominante en los medios de comunicación de masas. Por lo tanto, el usuario adopta un papel activo en la entrada en la red a través de la World Wide Web. Los buscadores de Internet constituyen en estos momentos el principal mediador de acceso a los contenidos y servicios propios de la Sociedad de la Información y la puerta de entrada a la red para más de 3 de cada 4 usuarios. Su capacidad para ofrecer la información requerida por el internauta en una jerarquía determinada y de ocultar otras los erigen en el constructor de la red para el usuario, que sólo puede valorar la información que es capaz de encontrar en el vasto maremagnum de Internet.

Los buscadores son el principal mediador de acceso a Internet. Para los más de 812 millones de usuarios que se conectan ya a Internet en todo el mundo a través de la WWW (Nielsen Net Ratings, 2005) se han convertido en una herramienta imprescindible para el acceso a la ingente cantidad de contenidos que la red proporciona. Los buscadores son, actualmente, la principal puerta de entrada a Internet, una labor que en los primeros años de la WWW cumplían los portales generalistas u horizontales. Un trabajo de Forrester Research indica que el 81% de los internautas encuentran las webs a los que dirigirse a través de los buscadores, frente al 59% que accede a los webs a través de links de otros sitios o el 56% a través del márketing viral.

El negocio de los buscadores se ha convertido en uno de los más atractivos para los inversores dentro de Internet. En 2003 este mercado movió 2.000 millones de dólares en el mundo (1.574 millones de euros), y se estima que en 2007 el negocio genere un volumen de 7.000 millones de dólares, según un estudio del broker Piper Jaffray (Expansión, 2004).

Google es el líder de los servicios de búsqueda para los usuarios españoles de Internet y el web más visitado, según Nielsen/NetRatings. Un 61,5% de los usuarios activos de Internet utiliza este buscador frente al 19,2% que usa MSN Search o el 9,8% que hace uso de Yahoo (El Confidencial, 2004). Al mismo tiempo, Google es la segunda empresa matriz que más visitas recibe, sólo después del grupo empresarial Microsoft (Microsoft y MSN/Hotmail principalmente) (Nielsen/Netrating, 2004).

Durante los primeros años de Internet como fenómeno de masas las grandes empresas han apostado por los portales horizontales como puerta de entrada a Internet (Siri, 2000: 49). Unos portales horizontales de corte generalista que han priorizado los directorios, una selección hecha por personas de alguna de las direcciones de la red, frente a los buscadores, un ingenio del software, que mediante una serie de algoritmos matemáticos establece una indexación y jerarquización de los contenidos en la red. En el último año el buscador se ha revelado como la gran apuesta estratégica de las grandes empresas del Internet. Así, Yahoo, el principal portal de Internet a escala global, inaugura su propio motor de búsqueda generalista en la primavera de 2004, tras haber centrado su estrategia durante los últimos años en los directorios y en el concepto de portal como receptáculo, guía de contenidos y servicios para la red y haber contado con un motor para las búsquedas creado por Google. Al mismo tiempo, MSN (Microsoft) ha lanzado la versión Beta (precomercial) de su propio software de búsqueda el 1 de febrero de 2005. Esta estrategia denota que las grandes empresas saben que quien domina el software de búsqueda gobierna el acceso a la red, sus grandes posibilidades de ingresos publicitarios y construye Internet para el usuario. Paralelamente a esta apuesta por el dominio sobre el software de búsqueda, se está produciendo un crecimiento vertical de los buscadores hacia la especialización (Fernández, 2004). Así, a principios de enero de 2005 Yahoo y Google han colocado en la red sus versiones de buscadores vídeo y Google lanzó en otoño del pasado año el buscador especializado en contenidos académicos schoolar.google.com. Otro de los nuevos frentes de negocio son los llamados buscadores de escritorio del que los principales operadores han sacado versiones. En octubre de 2004 fue Google quien inauguró su versión beta y en enero de 2005 Yahoo. Se trata de dominar un nicho del mercado hasta el momento copado por pequeñas compañías independientes como Copernic.com o Blinkx.

El Rol de Gatekeeper

Es ya una constante en el estudio de las dinámicas involucradas en el acceso y difusión de la información a través de los medios tradicionales que siempre exista un filtro, selección, o control sobre esa información. Este filtro se interpone entre el productor de la información y el receptor de la misma y ha sido conocido en los medios como gatekeeper. La literatura académica sobre la comunicación ha abordado el tema del control sobre los contenidos que llegan a los usuarios desde los años cincuenta del siglo pasado (White, 1950). Más recientemente, Shoemaker (1991) ha destacado que los periodistas encargados de la selección de los contenidos que llegan al gran público se ven influidos a la hora de filtrar la información más por su forma de ver el mundo y sus experiencias personales que por las líneas editoriales de los medios para los que trabajan. El autor sugiere que entre las “fuerzas” o procesos psicológicos y características que pueden afectar al proceso de control sobre los contenidos están “las ideas acerca de la naturaleza de su trabajo (...) y sus valores” (Shoemaker, 1991: 75).

Por su parte, los gatekeepers del nuevo entorno web cuentan con similares responsabilidades, valores y restricciones que los que desarrollan su labor en medios tradicionales. Sin embargo, los webmasters responden más al perfil de técnico informático que al de expertos en la gestión de información. En ocasiones, se encuentran constreñidos en la toma de decisiones respecto a los contenidos ofrecidos en el web por las necesidades empresariales. Por otra parte, los webmaster podrían estar más preocupados por las audiencias que sus homólogos de los medios tradicionales (Beard y Olsen, 1999: 209). Sin embargo, los autores reconocen que los resultados de su investigación no puede ser estrapolados a las rutinas de trabajo de todo tipo de websmasters.

¿Televisión e Internet: una simbiosis que lleva a la convergencia?

Mucho se ha hablado de convergencia entre televisión e Internet sin que de momento se haya producido. Mientras ésta se produce las posibilidades de colaboración entre ambos sistemas deberían ser debidamente explotadas. Hoy en día no existe cadena de televisión generalista o temática, regional o estatal que no cuente con una página web. Éstas constituyen actualmente una útil herramienta de cara a la fidelización de los televidentes. Sin embargo, los webs deben aportar suficiente valor para el usuario. Como señala Pagiani (2003) los contenidos de apoyo en Internet que promueven los canales deberían reflejar de forma clara la imagen de marca, el valor añadido que provee la página respecto a los contenidos audiovisuales tradicionales y la filosofía del canal. Se pretende responder siempre a las expectativas que se crean los televidentes porque una experiencia positiva por parte de éste redundará siempre en una mejora de la confianza y lealtad del usuario a la marca. (Pagani,2003:154). El valor añadido de Internet respecto a la programación tradicional de la televisión reside en la complementariedad, aportando nuevas características no presentes en la emisión televisiva. Es importante jugar con ambos recursos como un sistema que se retroalimente mutuamente. Webs y canales constituyen un continuum de las emisiones de televisión digital y se erigen en un modo de construir las audiencias (Siapera, 2004).

Las lenguas minorizadas tienen una buena oportunidad de hacerse visibles globalmente a través de Internet. Se está construyendo una nueva realidad paralela en la World Wide Web en la que los buscadores con su capacidad de jerarquizar y ordenar la información para el usuario son determinantes. Asturias debe hacerse más visible en esa nueva realidad a través de la apuesta por contenidos de valor. Cuenta con un rico patrimonio cultural que debería ser digitalizado y puesto a disposición de todos en Internet con fines creativos, educativos, de entretenimiento y de construcción de una imagen de la región a escala global. En este sentido el nuevo ente público de comunicación de Asturias, que nace con vocación de austeridad en la gestión económica, debería de constituir un acicate para el desarrollo de la Sociedad de la Información en la región. Realizar un audiovisual de calidad sigue siendo caro y acceder a los derechos audiovisuales de retransmisiones de deportes como el fútbol de primera división se presenta difícil para una televisión que nace con limitaciones presupuestarias. La opción es apostar por un modelo audiovisual que prime la creatividad, la información y el entreteniendo de servicio público con un referente en la proximidad como valores. En esa apuesta por la creatividad de contenidos la web y las sinergias que se puedan establecer entre televisión e Internet juegan un importante papel. Los costes fijos relativamente bajos de la publicación de contenidos en Internet y sus potencialidades de difusión mundial deberían convertir a Internet en una de las principales apuestas del ente público de comunicación. La televisión asturiana accederá con dificultades a los derechos de retransmisión del mundial de Fórmula 1, pero puede contar con los recursos en Internet de referencia, más atractivos y de mayor valor sobre una figura internacional como Fernando Alonso. Para amar hay que conocer. El ente público de comunicación debe jugar un rol determinante para construir la Asturias digital.

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