sábado, mayo 28, 2005

Una introducción al estudio de las telecomunicaciones por cable

I. Introducción y objetivos


Las telecomunicaciones por cable constituyen en estos momentos un ejemplo fundamental de la convergencia entre las industrias de las telecomunicaciones, el audiovisual y la informática. El cable tradicionalmente ha sido un canal de distribución de contenidos audiovisuales pero tras una regulación a escala mundial que promueve esta convergencia, se ha convertido en plataforma de otros servicios de telecomunicaciones (telefonía e Internet) y receptáculo de las nuevas tecnologías digitales. En este sentido el cable no es una nueva tecnología en su esquema. En 1948 cuando se comienzan a desarrollar las primeras experiencias de transmisión de señales por cable se disponía de las antenas receptoras de señales electromagnéticas y de los cables necesarios para su transporte hasta el receptor de televisión. Desde ese momento ha mejorado la técnica pero la estructura, la arquitectura básica se mantiene. Una antena receptora de señales hertzianas y provenientes de satélite; una infraestructura de difusión de esas señales, que en estos momentos es de fibra óptica en la red troncal y de cable coaxial en el resto de la red. En los hogares se han introducido aparatos no sólo descodificadores de la señal, sino que permiten una mayor interacción del usuario, gracias a una red que soporta la bidireccionalidad de mensajes. Estos dispositivos (set top boxes) tienen en la tecnología digital también sus fundamentos. Nuestra concepción de las telecomunicaciones por cable intenta atenuar los posibles efectos de la nueva cultura “tecnófila”, integrista donde las haya, y que centra sólo los cambios en los nuevos descubrimientos, sin tener, a veces, en cuenta la creación original que dotará de contenidos a las redes.

En consonancia con nuestra concepción más humanista, nos centraremos en los operadores de cable como productores, en ocasiones, y siempre difusores de contenidos de televisión. Dejaremos de lado la vertiente de negocio global, los servicios de telefonía y de Internet que difunden a través de cablemodem y las técnicas que permiten su difusión.

En los Estados Unidos de América (EE.UU), país en que se desarrolla el cable como una potente industria, es en sus orígenes un medio de distribución de señales de televisión en zonas donde la calidad de recepción hertziana es insuficiente. En estos comienzos, que podrían parecer intrascendentes, reside el nacimiento de esta nueva industria, que después se aprovecha de las mejoras técnicas para erigirse en soporte y creador de contenidos exclusivos y diferenciados, y se convierte en adalid de la televisión de pago en todo el mundo.

Mientras en EE.UU la transición de las redes históricas al nuevo entorno de la convergencia está siendo gradual, en España la legislación ha promovido una ruptura con las redes históricas y ha catapultado a un primer plano a grandes consorcios ganadores de los concursos para la explotación de los servicios en las diferentes demarcaciones. El cable se desarrolló durante años en situación de “alegalidad”, en algunos momentos casi en la marginalidad, hasta que fue aprobada la ley el 22 de diciembre de 1995, que después se vio completada y enmendada por otros textos legislativos. Los cientos de operadores históricos con decenas de miles de abonados parecían relegados a la desaparición por imperativo de la norma. Sin embargo, los aires de liberalismo en materia de telecomunicaciones en los que estamos inmersos han dado la oportunidad de continuar en el negocio a los más emprendedores, sobretodo en zonas de baja densidad de población a donde no han llegado los segundos operadores (ONO y AOC). Los segundos operadores han comenzado su lucha por los mercados locales, una pugna que, a pesar del abandono parece que momentáneo de Telefónica de Cable, deben de mantener en varios frentes: en televisión con las plataformas digitales y la televisión digital terrestre Quiero TV y en materia de telefonía e Internet con todos los otros proveedores de estos servicios.

Nos consideramos herederos de la visión de la televisión como una unidad, con diversidad de propuestas . Variedad en la propiedad (pública o privada); en los medios de distribución y la tecnología ( por cable, satélite y por ondas terrestres); en las aplicaciones técnicas (analógica o digital); en la financiación (pública con publicidad, mediante canon) o privada (con publicidad, por abono y ppv). Todas estas modalidades constituyen un todo de la que el cable no es más que una parte. Es una televisión privada, analógica o digital y financiada mediante pago por abono y pago por consumo. Paralelamente, se encuentran otras variantes que coinciden en la financiación y el carácter multicanal, pero se distinguen tan sólo en el medio de distribución (satélite u ondas digitales). El cable no es distinto en sus contenidos y en su financiación a las llamadas plataformas digitales o la televisión digital terrestre. Es parte de una modalidad de telecomunicación que distribuye canales de televisión y otros servicios: la televisión multicanal de pago. Por este hecho, no queremos dotar de una trascendencia artificiosa a nuestro objeto de estudio. Es uno más entre los posibles; que distribuye canales de televisión generalistas y especializados, estructurados en diferentes categorías: canales básicos, opciones premium, y pago por programa (ppv).

La elección de este objeto de estudio no ha tenido que ver con modas, que pueden provenir de la mayor o menor presencia en los medios de un determinado fenómeno comunicativo y que en ocasiones sólo son subsidiarias de los intereses económicos de los emisores de la noticia. El cable pasó de ser uno de los motivos principales de noticias de medios impresos y audiovisuales, cuando Telefónica y Sogecable firmaron la alianza Cablevisión, a situarse en un segundo plano tras la ruptura de la alianza citada y la apuesta de estas dos empresas por los satélites. Pero el cable seguía ahí agazapado, tendiendo red y captando abonados en un crecimiento lento, pero estable, hasta el punto de convertirse en líder de la televisión multicanal a finales de 2000 en algunos mercados locales que han comenzado hace algunos años su expansión. La concepción del cable es local, va de lo local a lo general.

Los servicios de televisión por cable son herederos, al igual que todos los contenidos de la televisión multicanal y de pago, de las fórmulas promovidas en el cable norteamericano a partir de mediados de los años setenta. Resultaría difícil hablar de contenidos en el cable español sin explicar cómo se gestaron los primeros proyectos de este tipo en EE.UU. Es por ello que la primera parte del trabajo ahonda en el nacimiento y desarrollo del cable en el país pionero en el mundo. Esta primera parte, que sirve de contexto del fenómeno y de explicación del surgimiento y desarrollo de estos servicios multicanal y pago, comienza con un repaso histórico del devenir del cable, adentrándose en las diferentes regulaciones y condicionantes coyunturales que marcaron su desarrollo hasta 1996. En el capítulo 2 se traza un repaso a la situación actual de la industria, con un énfasis especial en los contenidos televisivos de los operadores de cable, materia principal de este estudio. El esquema de este capítulo es el siguiente: la regulación, la empresa de cable en EE.UU ( alianzas, fusiones, acuerdos), los contenidos audiovisuales, las diferentes categorías de productos y la competencia del cable en contenidos multicanal. Este capítulo 2 pretende asentar los conceptos claves sobre contenidos que posteriormente se desarrollarán en el análisis del caso español.

La segunda parte del estudio se centra en el caso español. No hemos hecho referencia a la televisión por cable en otros países de Europa como los Países Bajos o Alemania, donde sí ha tenido un desarrollo importante, porque éstos servicios no han resultado en su mayoría innovadores en materia de contenidos. Una excepción clara es el cable británico desde mediados de la década de los ochenta, que en una anticipada corriente liberalizadora dio entrada a los grandes MSO’s norteamericanos y se abrió a la distribución de los canales de BSkyB. Sin embargo, en no pocos casos hasta fechas muy recientes, la mayoría de los operadores europeos cumplían la función de servicio antena, de mejora de las condiciones de recepción y, por tanto, desde el punto de vista de los contenidos televisivos no cuentan para nosotros con el suficiente interés. Esta segunda parte está dotada de una estructura que pretende contextualizar la situación actual partiendo del pasado inmediato. Comienza con una descripción de la situación del sector antes de la aprobación de la Ley de 22 diciembre de 1995, punto de partida de nuestro trabajo, que constituye el capítulo tercero de la investigación. En el número 4 se hace referencia al marco legal del cable y a la legislación comunitaria que más le afecta directamente.

Las empresas de cable en España configuran el contenido del capítulo 5. Aquí volvemos de nuevo al pasado más próximo para hablar de los operadores existentes antes de la aprobación de la ley. No es que la aprobación de los diversos textos legislativos los elimine de repente, sino que los coloca en una situación de provisionalidad. Permite que exploten el negocio hasta que los segundos operadores cableen la zona en la que desarrollen su actividad. Sin embargo, las lagunas legales y los nuevos derechos surgidos de la liberalización de las telecomunicaciones les permitirá en un futuro seguir operando, aunque en un principio sólo otros servicios de telecomunicación diferentes a la televisión, por lo que no debían ser ignorados en nuestro trabajo. El estudio de los llamados operadores históricos presenta grandes dificultades por su gran número y la heterogeneidad dominante. Sin embargo, considerábamos por ello de interés ofrecer datos estadísticos sobre las peculiaridades de estos operadores, en principio ignorados por la legislación, desglosados por comunidades autónomas y provincias. Junto a esto, incluimos en el apartado de anexos las fichas individuales de cada uno de estos operadores tomadas del registro de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. Confiamos en que estos datos, hasta ahora inéditos, resulten de alguna utilidad para estudios posteriores sobre el cable en España.

El capítulo 5 comienza con una tipología de las empresas de cable en España, para seguidamente centrarse en el análisis de los segundos operadores ganadores de los concursos y en las sociedades creadas por Telefónica que, de momento, se mantienen en estado inerte. Realizamos un análisis pormenorizado de la evolución en la estructura accionarial y analizamos el papel de los diferentes actores implicados, desglosando el rol que juega cada tipo de socio. A esto añadimos un estudio estadístico de elaboración propia sobre el peso de cada sector industrial en las telecomunicaciones por cable españolas.

Los contenidos televisivos de los operadores ganadores de los concursos aparecen desarrollados en el capítulo 6. En este apartado considerábamos necesaria de nuevo establecer una evolución histórica de los contenidos de la televisión de pago en general y del cable en particular. Como el cable constituye una modalidad de televisión de pago y multicanal, creíamos preciso introducir a las plataformas de televisión digital por satélite, en un repaso somero a los contenidos de pago y temáticos. No incluimos a la televisión digital terrestre, Quiero TV, puesto que no formaba parte del contexto multicanal español en el momento que realizamos el estudio de campo en septiembre de 1999. Continuamos con los diferentes actores en el proceso de producción, empaquetado y distribución de canales temáticos y finalmente desarrollamos los diferentes tipos de productos televisivos difundidos por los operadores españoles.

El capítulo 7 pretende convertirse en colofón de la presente investigación al centrarse en los modos de consumo de la televisión multicanal y de pago en España. Esta última parte no sólo intenta profundizar en los comportamientos de los abonados al cable, sino que confronta los usos de la televisión multicanal entre los abonados al cable con los de las plataformas de televisión digital por satélite, CSD y Vía Digital. Creíamos que esta podía resultar una buena oportunidad para realizar un estudio que acogiese a estas tres variables. Salvo los análisis particulares de las empresas no existían estudios que enfrentasen a la televisión por cable y a la digital por satélite. Por otra parte, la idéntica naturaleza de los servicios televisivos de ambos medios de distribución nos ha permitido el análisis conjunto: ofrecen el mismo tipo de contenidos, generalistas y temáticos, previo pago de un abono, de cantidades adicionales en el premium u opciones, y servicios de pago por consumo. En este último apartado hay que destacar que los datos sobre el pay per view se refieren sólo a CSD y Vía Digital, puesto que en el momento de realizar la encuesta (julio-septiembre de 1999) sólo varios cientos de abonados al cable de ONO recibían estos servicios, y no contamos, tras múltiples contactos, con la colaboración imprescindible del operador.

Este último capítulo contiene una descripción del equipamiento de los hogares, un análisis del grado de satisfacción con los servicios, ventajas e inconvenientes de cada los productos de cada empresa, el motivo del posible abandono de los servicios y una ubicación estratégica de los diferentes soportes multicanal de pago. El tiempo de consumo ocupa un lugar destacado, ya que resultaba interesante conocer si el ingreso de los hogares en el nuevo ecosistema multicanal, la mayor abundancia de opciones repercutía en un mayor consumo. También consideramos la posibilidad de que el mando a distancia alcanzase funciones diferentes en el nuevo entorno multicanal y hemos realizado una comparación entre su uso en la televisión convencional y en la multicanal. Idéntico esquema hemos seguido en lo relacionado con el magnetoscopio. La interacción del abonado con los contenidos, ocupa la última parte de este capítulo. Aquí se analizan los contenidos favoritos en el paquete básico, se detallan también cuestiones sobre los canales premium e intentamos profundizar en el uso del pago por programa en la televisión digital por satélite, a la espera de próximas investigaciones en que podamos hacer un estudio de conjunto.

Somos conscientes de lo ambicioso del proyecto en el que nos hemos embarcado, sobretodo para un investigador inexperto, pero creíamos que éste era el momento de abordar el fenómeno de la televisión por cable desde todas estas perspectivas, ante la escasez de estudios de esta índole en España y en el momento en el que cable comienza su desarrollo como una industria de contenidos globales. Han sido muchas las personas que han colaborado para que este trabajo pudiese ser defendido, a todos ellos, mi más sincera gratitud. Las virtudes que pudiera tener sólo han sido posibles gracias a su inestimable ayuda, todos los errores son achacables a quien defiende esta investigación.

II. Delimitación conceptual

Nuestro objeto de estudio son los servicios de televisión de los operadores de cable en España. Entendemos como tales a las emisiones de televisión que distribuyen los operadores de cable en el periodo que va del año 1996, inmediatamente después de aprobarse la ley de telecomunicaciones por cable, hasta finales de 2000. Servicios televisivos son aquel tipo de contenidos audiovisuales generalistas y temáticos ofrecidos por el operador de cable y por los que el cliente tiene que desembolsar una abono mensual, cuotas adicionales (opciones o canales premium) o paga por consumo (ppv). Estos servicios de televisión se corresponden con los que también emiten las conocidas en España como plataformas digitales (Canal Satélite Digital y Vía Digital), salvo la transmisión de señales de televisiones locales que las Plataformas Digitales no ofrecen.

El operador de cable debe ser por ley una Sociedad Anónima. Este capta las señales mediante una antena parabólica o una antena convencional, las procesa en la cabecera y en algunos casos las codifica para enviarlas a los abonados a través de una red cable. La red normalmente está configurada en una arquitectura híbrida, fibra óptica-coaxial. En los primeros tramos (red troncal) es de fibra óptica, mientras que la segunda fase, la red de alimentación (feeder) que llega a las calles y la tercera, que hace arribar las señales a los hogares (drop line), está compuesta por cable coaxial. Las señales a lo largo de su trayecto desde la cabecera deben ser amplificadas y en los hogares demoduladas y, en su caso, descodificadas. Las redes cuentan con capacidad bidireccional, es decir, reservan la mayor parte del ancho de banda a la emisión desde la cabecera, pero destinan un menor ancho para que pequeñas cantidades de información puedan ser emitidas desde el hogar. Esto es posible gracias a los set top boxes que permiten la compra de productos de pago por programa u otro tipo de transacciones que no son motivo de nuestro estudio.

III. Metodología y fuentes

En el estudio de campo hemos optado por una metodología cuantitativa, que detallaremos en el capítulo siete. Sin embargo, los trabajos previos a la elaboración del cuestionario nos llevaron a un análisis cualitativo de los usos de la televisión multicanal de pago, mediante entrevistas guiadas con individuos de familias abonadas a los tres modelos analizados. Éstas nos han servido para añadir nuevos ítems y desechar otros que sospechábamos podrían no funcionar en un cuestionado cerrado.

Hemos optado por un método cuantitativo en el estudio de campo como consecuencia de la todavía escasez de datos cuantitativos sobre el cable. Planteamos esta primera investigación como un primer estadio de recogida de datos cuantitativos que permitirán en un segundo momento adentrarnos en un estudio cualitativo.

Para el desarrollo de la primera parte nos hemos servido como fuentes de revistas especializadas en el cable y publicaciones científicas, así como de la bibliografía reciente más destacada sobre el tema. En el caso del cable en España, el intento de construcción de una realidad reciente obliga al uso de publicaciones periódicas, lo que dota a investigaciones como éstas de un leve sesgo historicista que no pretendemos ocultar. Por tanto, hemos recurrido a diarios y otras publicaciones periódicas no científicas sobre comunicación, a sabiendas de que parte de estas fuentes albergaban intereses económicos directos en las cuestiones de las que “informaban”. En este caso ha sido más necesario que nunca mantener un distanciamiento suficiente con estas fuentes que en ocasiones pueden resultar “tramposas”.

Por otra parte, nos hemos topado con una escasez de fuentes bibliográficas sobre el tema, que han dotado a las entrevistas con personas de la industria del cable de gran utilidad. Para este menester hemos utilizado un modelo de cuestionario similar en todos los casos. Hemos procurado trabajar con el mayor número de fuentes primarias posibles, sobretodo en aquello que tenía que ver más directamente con nuestro objeto de estudio. Es el caso de la larga consulta a los archivos de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, a donde acudimos para copiar a mano, ante la imposibilidad legal de fotocopiar, cientos de expedientes de operadores de cable. Los congresos y seminarios sobre el tema han constituido también un recurso de utilidad. En la solicitud de informaciones a la industria nos hemos encontrado con la barrera del gran ocultismo de datos y explicaciones. En muchas ocasiones las empresas guardan, creemos que con excesivo celo, detalles que para nuestro trabajo hubiesen sido de vital importancia y no habrían perjudicado en ningún caso el desarrollo de sus estrategias comerciales. La mayoría de las veces el investigador debe realizar una ardua labor de criba para extraer de aquella información institucional que ofrecen las empresas, sólo algunos pequeños contenidos que nos ayuden a profundizar en nuestro objeto de estudio.